Difusión
cultural.
Historia del
primer robot traído a la ciudad de Buenos Aires en el siglo XVIII.
En 1560 Giovanni Torriani (Juanelo). (1501-1585). Relojero e inventor crea
un autómata o monje robótico que representa a San Diego de Alcalá de 39 cm de
alto, construido en madera y hierro que realizaba diversos movimientos.
En 1777 Pelletier crea un autómata
similar construido en madera y bronce de 72 cm de alto que representa a San
Francisco de Asís con los mismos movimientos que el de Giovanni.
Esta figura es traída a la ciudad de Buenos Aires por Juan José de Sandoval
a fines del siglo XVIII y regalada a los Padres Recoletos- Iglesia del Pilar.
Estos religiosos la exhibían el último día de los ejercicios espirituales, día
del perdón. En 1822 impulsada por Bernardino Rivadavia se produce la supresión de órdenes religiosas masculinas y
la nacionalización de sus bienes por lo cual los Padres Recoletos devuelven el
autómata a la viuda de Sandoval, Petrona Chaves. En 1905 la imagen estaba en
posesión de su nieta María Luisa Zelis de Estrada (1874-1913). A partir de esa
fecha se desconoce el destino del autómata.
Museo Mineralis.
Cultural diffusion.
History of the first robot brought to Buenos Aires in the 18th century.
In 1560, Giovanni Torriani (Juanelo) (1501-1585), a watchmaker and
inventor, created a 39 cm tall automaton or robotic monk representing Saint
Diego de Alcalá, made of wood and iron, that performed various movements.
In 1777, Pelletier created a similar 72 cm tall automaton, made of wood and
bronze, representing Saint Francis of Assisi, with the same movements as
Giovanni's.
This figure was brought to Buenos Aires by Juan José de Sandoval at the end
of the 18th century and given to the Recollect Fathers of the Church of Pilar.
These monks displayed it on the last day of their spiritual exercises, the Day
of Forgiveness. In 1822, at the initiative of Bernardino Rivadavia, the
suppression of male religious orders and the nationalization of their property
led to the return of the automaton to Sandoval's widow, Petrona Chaves. In
1905, the image was in the possession of his granddaughter, María Luisa Zelis
de Estrada (1874–1913). From that date on, the automaton's fate is unknown.
Mineralis Museum.